El otro día tomando una cerveza con mi amigo Luis, que tiene una empresa de turismo activo en Cuenca, le comenté nuestra intención de montar una empresa para volar en globo aerostático por Cuenca:

  • Mira que bien, ¡pues un día me podrías prestar el globo!

No, no, no… Es importante aclarar algunos conceptos en este punto. Si bien la actividad del paseo en globo se puede enmarcar dentro del Turismo Activo, como una actividad más, a nivel orgánico es una aeronave que depende de AESA, la Agencia Europea de Seguridad Aérea. Es decir, a nivel legal, el globo aerostático no sólo tiene una matrícula, como el resto de aeronaves, sino que deben ser tripulados por un piloto especializado con una licencia determinada y, en caso de volar pasajeros, dicho piloto tendrá que tener unas horas mínimas de vuelo para poder hacerlo.

El globo es la aeronave más segura del mundo, sí, pero eso no quiere decir que sea un juguete grande que cualquiera pueda usar. No se puede ir prestando por ahí como quería mi amigo Luis.

Un paseo en globo por los pelos del bigote 

Para nosotros, contar con un piloto con 25 años de experiencia es una garantía a todos los niveles. No sólo por la seguridad que nos confiere sino porque lo más difícil de un paseo en globo es llevar la aeronave allá donde uno quiera. Para aquellos que nunca se han parado a pensarlo es importante explicar que un globo aerostático es increíblemente estable pero, por el contrario, no tiene timón. Esto quiere decir que va literalmente donde le lleva el viento. Alguien dirá, si esto es así, ¿Cómo se puede dirigir el globo? ¿Qué es lo que aporta un piloto experimentado en una aeronave sin timón? Muy fácil; aunque nosotros no lo podamos percibir desde el suelo, los vientos, al igual que las corrientes marinas, están estratificados. Es decir, puedes tener un viento con dirección SW-NE a 30 metros de altitud, con una velocidad determinada y otro de dirección E-W a 100 con una velocidad tres veces superior. El piloto solo puede subir y bajar el globo aerostático. Aprovechar estas corrientes y jugar con ellas para darle a los pasajeros las mejores vistas posibles es un trabajo que requiere pericia y mucha experiencia.

Javi, nuestro piloto, una vez que tuvo que volar en globo por Madrid con unos periodistas, les comentaba que “el secreto está en fijarse en los pelos del bigote. Mientras uno va subiendo va atravesando capas de vientos con distintas direcciones; los aparatos de navegación son indispensables pero los pelos del bigote son tremendamente efectivos”. Para nosotros los pelos del bigote de nuestro piloto son una anécdota que nos encanta contar. Su licencia y sus cientos de horas de vuelo es lo que le permite legalmente pilotar la aeronave.

Dicho esto, Luis, si alguna vez tengo que recomendar a alguien una actividad en Cuenca de turismo activo, no conozco a nadie mejor que tú pero si se trata de volar en globo… ¡esa es nuestra especialidad!

¡Vuela con nosotros!

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