“Sería genial que me llevarais a mi boda en globo”- No existe ninguna persona que trabaje en una empresa de Viajes en Globo que no haya escuchado esta frase en más de una ocasión. Me la dijo Cristian, mientras tomábamos un café en Carretería. Le expliqué que las posibilidades de no llegar exactamente al sitio deseado son considerables, más con la orografía conquense, y que quizás, sólo quizás, no fuera la mejor idea para el día de su boda. “¿Y meter un globo en una boda? Eso sería un puntazo. Uno de esos globos presos que haceis vosotros” Cristian se refería a los globos cautivos, pero como no se lee el blog los llama presos.

La idea no me pareció mal porque, no sólo se hace en muchos sitios, sino que es algo relativamente habitual en este sector. Sin embargo, llevábamos mucho tiempo dándole vueltas a cómo plantear un producto que tuviera un valor añadido real para las personas que lo celebran. El día de tu boda, de tu comunión o incluso de tu decimoquinto aniversario, dependiendo de donde seas, es algo extremadamente importante. Algo que no sólo quieres que sea perfecto; quieres que se te quede grabado a fuego. Que jamás se te olvide. Es el momento en el que te vas a dar los caprichos que quizás no vuelvas a repetir. Son ocasiones únicas en la vida. Únicas.

Desde que hemos abierto el calendario nos han llegado muchas peticiones de regalos para recién casados con fecha abierta. También para celebrar cumpleaños en el aire, incluso alguna pedida de mano. Estas últimas tengo que confesar que nos encantan. De alguna manera nos sentimos profesionales de este tipo de situaciones. Podríamos contar muchas anécdotas, pero no lo vamos a hacer porque lo que ocurre en el globo, queda en el globo.

Muchas veces los arboles no te dejan ver el bosque y tiene que venir alguien de fuera a mostrarte el potencial que tienes delante de tus narices. En nuestro caso la inspiración nos cayó del cielo. Literalmente; en nuestro primer viaje por Cuenca. Acordaros que invitamos a la prensa y a algunos fotógrafos. ¿Habéis visto las fotos del paseo en globo por encima de Cuenca? Son espectaculares. Nuestro piloto que de volar en globo sabe más que nadie en muchos, muchos kilómetros a la redonda, dice que Cuenca es especial, que tiene un potencial increíble. Y yo le creo porque se le ilumina la cara cuando lo dice. Le brillan los ojos. Para el volar es una forma de vida, una necesidad. Si lo dice es porque lo siente de verdad.

Y así sumando, sumando… si tenemos un globo aerostático, una ciudad especial, patrimonio de la humanidad… ¿que más nos podría faltar? Es ahí cuando os contaba que nos cayó la inspiración del cielo. En este caso la inspiración se llama Agueda, Agueda Lucas. Es fotógrafa profesional y muchas otras cosas más. Tendríamos que hacer varias entradas de blog para explicaros todo lo que hace. Si queréis ir directamente a su pagina podéis hacerlo clicando Aquí.

Lo que diferencia a un artista de un fotógrafo profesional es el angulo con el que ves las cosas. Ver lo que los demás no ven. Ver el punto que todos tienen delante, pero que a todos nos pasa desapercibido. Y eso es lo que nos dijo Águeda. “Esto no va sólo de hacer regalos para recién casados, esto va de hacerles la preboda, de hacer que los niños lo disfruten en sus comuniones, de llevarlo a las celebraciones más especiales” Lo que no dijo y eso ya lo entendimos nosotros es que para todo esto hace falta un buen fotógrafo, uno de esos que sepa ver lo que el resto no ve.

A los dos días estábamos tomando un café en la plaza de princesa y pensando como podíamos darle vueltas a todo. Obviamente hay tres puntos que hacen que esto sea espectacular; el primero que no se trata de una sesión de fotos al uso para la preboda, sino de una experiencia que se va a quedar grabada en la cámara, pero sobre todo en la memoria. La segunda que nadie lo ha hecho. Sí, nadie. Jamás. Se han hecho prebodas e incluso bodas en globos, pero nunca en Cuenca y ya sabemos que opina nuestro piloto de todo esto. La tercera razón es que las fotos que se pueden hacer son especulares. No solo en el aire, que también, sino antes y después; dentro de la vela en la canasta, durante el montaje y al final, como no, brindando con champán. Porque la vida al final se forja a través de los recuerdos especiales. De lo que nos hace sentir, de lo que nos hace soñar. Y ojo, si algo queremos los conquenses es a nuestra ciudad. Siempre renegaremos en público, pero siempre la llevaremos allá donde vayamos, tatuada en nuestro corazón. Os lo digo yo que me he tirado más de 20 años fuera… pero eso es otra historia.

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