Os decíamos el otro día que el lenguaje español está repleto de alegorías y dobles sentidos. Cuando decimos de alguien que está en las nubes seguramente queramos decir que no se entera de algo o anda despistado. Si por el contrario decimos “anda en una nube” seguramente queramos decir que esa persona anda enamorada. Con las nuevas tecnologías cuando decimos que “lo tenemos en la nube” quiere decir que usamos un servicio de almacenamiento externo. Pero todas estas cosas tu ya las sabes…

Cuando nosotros decimos “estamos en las nubes” queremos decir que estamos en las nubes. Literalmente.

Cuando decimos que estamos en las nubes, estamos en las nubes. Literalmente 

Y esas nubes pueden ser nuestras mejores amigas convirtiendo el paisaje que nos rodea en algo mágico o pueden envolvernos hasta hacer invisible lo que nos rodea. Volar en globo es así. Por muchas previsiones que hagamos las cosas pueden cambiar en cuestión de segundos y convertir algo normal en algo mágico o algo mágico en algo invisible.

Esta aventura es la que hemos decidido tomar y la que queremos vivir. Hoy os vamos a hablar precisamente de eso; de nubes y de aventura.

Microhistoria 10. El misterio caso del vuelo en globo de Sara Ayllon.

“El conde de Toreno, la casa perteneció al conde de Toreno. Dicen que llegaba hasta ella galopando por medio del hocino” Nos lo contaba Diego, la pareja de Sara, la ganadora de nuestro segundo sorteo de un viaje en globo.

No sé si os habéis fijado que en medio de la hoz del Huecar hay una casa derruida con una fabrica de alta calidad, en piedra caliza. Está más adelante que la casa de Federico Muelas, el poeta. Para nosotros, desde que volvimos a Cuenca, había sido un misterio saber a quién había pertenecido esa casa y, pese a que se lo preguntábamos a todos los pasajeros conquenses, hasta ese día nadie nos había conseguido dar una respuesta.

Todos sabíamos que para Sara y Diego no había sido nada fácil llegar hasta allí. Durante el verano tuvimos que suspender en alguna ocasión puntual los vuelos por causas meteorológicas. Exactamente suspendimos 4 vuelos durante todo el verano y a Sara le tocó sufrir dos de ellos. Algo extraño para una persona que había tenido la suerte de ganar un sorteo en el que hubo más de mil participaciones. Lo más curioso es que la Diosa Fortuna parecía especialmente preocupada en evitar el viaje en globo de Sara (imaginamos que para compensar la suerte que le había otorgado en el concurso) y llegó incluso a hacer cosas inauditas. Ocurrió un día de diario; llamamos a Sara para decirle que tenía plazas disponibles al día siguiente y que la meteo no podía ser mejor; tres plazas, para ella, para Isabel y para Diego. La contactamos a las 16:01, y según terminamos de hablar con ella, que aceptó gustosa las plazas, vimos que había alguien había hecho una reserva a las 16:01 vía web de las dos plazas que le acabábamos de ofrecer a Sara. Curioso ¿verdad? Si uno imagina las posibilidades estadísticas de que ocurra algo así el resultado puede resultar aterrador. Pues ocurrió, tal cual.

Cuenca con nubes. Desde el globo.

El caso es que mientras Diego nos hablaba de Toreno y se resolvía el enigma de la casa en ruinas todo el equipo miraba hacia el cielo con curiosidad. Iba a ser nuestro primer vuelo con nubes. Con los antecedentes de Sara aquello podía significar cualquier cosa… Y vaya que si significó. El vuelo comenzó en el Puente Romano y atravesó la Hoz del Huecar a una velocidad perfecta para disfrutar las vistas mientras el sol comenzaba a tomar posesión infiltrando algunos rayos entre las nubes. En el globo el espectáculo era impresionante, atrás un amanecer roto en mil pedazos y al frente la ciudad en su máximo esplendor. Nosotros en el equipo de tierra perseguíamos el globo haciendo unas fotos espectaculares. Cuando llegamos a la Plaza Mayor nuestra aeronave hizo su aparición humildemente al lado de nuestra imponente catedral y pudimos sacar una de las fotos más maravillosas que hemos sacado nunca. Los que no sintáis esta ciudad como la sentimos nosotros quizás no entendáis lo que sentimos en ese momento, pero los pelos se nos pusieron de punta a todos.

Al bajar el grupo de pasajeros que se juntó hizo el resto. Mientras Marta y Raul (de los que hablamos en nuestra MicroHistoria 5) nos hablaban de sus sueños, Isabel y Maria Angeles comentaban el vuelo y Diego nos hablaba de Cuenca (nuestra Cuenca) Sara nos enseñaba alguna de las fotos que había hecho. Fotos increíbles. La Diosa fortuna la había vuelto a compensar; el vuelo había tardado en poder realizarse, más que ninguno, pero había merecido la pena. Ese día todos volvimos casa con un sabor de boca especial. Muy especial.

Microhistoria 11. Volar en globo sobre las nubes.

Aquel día comenzamos una nueva amistad. Lo habéis sentido alguna vez, ¿verdad? Es cuando conoces alguien con el que sabes que te vas a llevar bien. Aquel día vinieron a volar los compañeros del Caserio (si sois de fuera es posible que no lo conozcáis, es un bar en el Castillo; los que sois de Cuenca lo conocéis seguro). Salvador padre, Salvador hijo y Miguel Angel se juntaron con Victoria, Luis y nos dieron uno de esos vuelos en los que todos estamos como en casa.

Una vez más mirábamos el cielo con curiosidad. Ya habíamos hecho varios vuelos con nubes y habíamos sacado unas fotos increíbles, pero aquel día la meteorología estaba rara. Era uno de esos días en los que cada plataforma de clima se comporta más como un horóscopo que como una previsión. No llovería, eso era lo más importante y en eso coincidían todas las webs. Por lo demás no había ninguna coincidencia en nada. Cada uno mandaba el viento hacía un lugar distinto y cada hora cambiaba el sentido del viento de forma caprichosa. Al menos ninguna mandaba el viento para el E. Así que nos dispusimos a salir y comenzó la aventura.

El vuelo hizo lo que hacen todos los vuelos hasta que llegaron casi al cerro de las antenas. Allí el Huecar decidió darle el protagonismo al Jucar y el viento nos hizo cambiar de Hoz. Curiosamente cuando esto ocurre en lugar de ir a favor del sentido del río vamos en contra. Es algo que no acaba de tener una explicación, al menos para nosotros. Ocurre y ya está. La cosa es que si ocurre nos alejamos de Cuenca y hacemos lo que nosotros denominamos el vuelo de las hoces. Es un vuelo increíble, pero como aquel día venían los dueños del caserío con nosotros no queríamos dejarlos sin ver su restaurante desde las alturas. Así que el globo tomó altura para tratar de buscar una corriente que le devolviera a Cuenca (ya os hemos contado varias veces que las corrientes cambian de sentido en altura) y se metió en una nube. La primera vez que nuestro globo se metía en una nube. Continuó subiendo y la pinchó. ¿Que ocurre cuando se pincha una nube? Que de repente tienes a tus pies un mar de nubes y puedes volver a ver el sol, el sol que se le niega a todos los que están por debajo. Es un espectáculo digno de ver y de vivir. Aquel día nuestros amigos lo vivieron y lo disfrutaron.

Acabamos el vuelo aterrizando en el valle de Mariana y alargando el desayuno entre risas. Ese día no se nos olvidara a ninguno de los presentes. Si os acercáis al caserío a tomar una cerveza quizás Salvador padre o Salvador hijo os lo cuenten.

Microhistoria 12. Volar en globo dentro de una nube.

Siempre hemos dicho que el viento es caprichoso y te lleva donde quiere. Las nubes también lo son. En algunas ocasiones vientos y nubes se alían para darte sorpresas.

Aquel día volvía a volar Sara (la misma de la microhistoria 10, sí). Venía esta vez con su padre, ambos compraron el billete en Naturama. Ya sabíamos que cuando vuela Sara con nosotros algo ocurriría. También vinieron a volar Verónica y Raul. Vinieron a estudiar periodismo a Cuenca y acabaron encontrando algo más que conocimientos… ellos venían en su nube particular, ya os lo contamos en su día en nuestro INSTAGRAM.

Durante la semana habíamos tenido una meteo de esas que amenaza todo el tiempo, pero siempre se arregla el día anterior. Todos los días habíamos volado entre nubes y habían sido vuelos fantásticos. Aquel día la meteo prometía. Teníamos dirección Sur y por la tanto no podíamos salir del Huecar, nos tocaba hacer lo propio desde el Jucar. Acordaros que el Jucar tiene una corriente propia que aleja al globo de la ciudad, ese día la corriente estaba activa así que lo que había que hacer era tomar algo de altura para salvar esa corriente y coger la corriente dominante del Sur para pasar por encima de Cuenca. Fácil ¿verdad?

La única cuestión era que nos teníamos que meter en una nube. Con un poco de suerte la pincharíamos, descenderíamos y haríamos el vuelo perfecto. Todo en orden. Según lo previsto salimos, el viento bajo, el del Jucar, nos alejó de Cuenca y tomamos algo de altura para captar la corriente dominante. Entramos en la nube, como estaba previsto, subimos algo para pincharla y no pudimos pincharla. A partir de aquel momento el vuelo se volvió blanco. Hacia arriba no conseguimos salir de la nube así que nos tocó bajar. Hacia abajo la nube tampoco desaparecía. Ya estábamos al Sur. Peleamos lo justo. Cuando ocurre esto sólo se puede hacer una cosa; aterrizar.

Esto es lo que se llama literalmente estar en las nubes

Las fotos que tomó la GOPRO son muy significativas del día de vuelo que tuvimos. Aquel día Sara y compañía pueden decir que estuvieron literalmente en las nubes. Nos fuimos a desayunar sorprendidos. Algunos desilusionados por la experiencia, otros asimilándola, otros apuntando una aventura más en su libro de bitácora. Sea como sea nunca se nos olvidará este vuelo a ninguno.

Durante el desayuno conversamos entre todos. Habíamos volado apenas 30 minutos. Menos de los 40 que siempre os comentamos que es lo mínimo que volamos y la mitad de la hora que solemos volar de media. Se decidió que aquel día sólo se pagaría los gastos de la operación. Sabemos que volar en globo es una aventura y que nunca se puede saber qué se va a ver o que se va a hacer… pero no podíamos permitir que volaran menos de 30 minutos.

Volverán. En verano. Con el cielo azul. Y cuando vuelva Sara… acordaros de mi. Algo ocurrirá.

MicroHistoria 13: La niebla

Alberto vino de Durango a visitar Cuenca. Se quedó dos noches en nuestra ciudad. El primer día vio nuestro vuelo y se lo comentó a su mujer; “Ahí tenemos que subir”. A la mujer eso de las alturas como que no, así que Alberto nos llamó y nos preguntó si teníamos sitio al día siguiente. Y lo teníamos! Solo le preocupaban las nubes. -¿Se puede volar con nubes?- Nos preguntó.

En muchas ocasiones hablamos de nubes y de niebla como si fueran la misma cosa y en cierto modo lo son. La niebla es una nube muy baja que dificulta la visión a la altura del suelo. Con nubes se puede volar, sin problema. Con niebla no. Al menos con niebla en los lugares previstos de aterrizaje. Los bancos de niebla son alertados por el Instituto Meteorológico porque son importantes no sólo para nosotros o para el tráfico. También afectan otras actividades tan variopintas como la caza.

Al fondo bancos de niebla en el valle de Sotos 

Tuvimos avisos de alta probabilidad de niebla y decidimos hacer guardia. La alerta meteorológica dio sendos avisos de bancos de niebla. Antes de despegar yo, que aun tengo el brazo sin fuerza y no aporto nada a las operaciones, me subí al Cerro de Socorro para ver como estaban dichos bancos. El primer día, nos encontramos nubes y niebla, pero nada preocupante. Se puedo volar. El segundo día la cosa fue distinta. El cielo estaba absolutamente despejado, pero había bancos de niebla tanto en Sotos como en el valle del río Moscas, a la altura de La Melgosa. Por Tondos también hacia su aparición un banco de niebla. Nada preocupante. Teníamos sitio para aterrizar sin problemas. Alberto puedo volar.

Alberto voló con Carlos Vindel y con un grupo encantador. Hicieron muy buenas migas todos. Aquel día se hicieron unas fotos increíbles. Cuenca se puso un velo irreal y los pasajeros pudieron volar con la imaginación a lugares en los que no todo es lo que parece. Cuando aterrizaron el equipo de tierra pudo sentir la magia. Porque esa es la palabra. Magia. De vez en cuando vemos la magia desde nuestro globo. Y eso es un privilegio que compartimos con vosotros. Porque, ¿sabéis una cosa? Cuenca es mágica y si no puedes verlo, quizás no puedas disfrutar del todo nuestro viaje en globo.

CONCLUSIÓN

Cada día una aventura distinta. Cuatro vuelos entre nubes y cuatro vuelos completamente distintos. Cuatro aventuras. Cuatro situaciones que jamás ninguno de nosotros olvidará. Volar con nubes puede ser algo espectacular, algo maravilloso que adorna lo que vemos de una forma que engaña a los sentidos, pero también puede ser directamente anular dichos sentidos e impedirnos ver nada.

Las nubes transforman lo real en irreal 

Hemos volado en días nublados con el sol serpenteando entre los huecos que encontraba y haciendo juegos de luz imposibles. Hemos visto mares de nubes que iban más allá de lo que alcanzaba nuestra vista. Hemos estado dentro de una nube. Y también hemos visto como la niebla juega con lo que vemos y lo transforma.

Esto es Cuenca. Desde nuestro globo.

¡Vuela con nosotros!

Quieres sobrevolar Cuenca Ciudad Patrimonio de la Humanidad, o impresionantes localizaciones dentro de la Provincia, como el Parque arqueológico de Segóbriga, el Castillo de Belmonte o el Monasterio de Uclés entre otros...